lunes, 5 de marzo de 2012

Qué es peor ¿fumar o tomar?

Bueno lo primero a tener en cuenta es que ambas son adicciones y por lo tanto muy difíciles de controlar, esto es siempre algo malo.
    Ahora bien estas adicciones, dependiendo la cantidad que se consume, traen afecciones en sus consumidores. En el caso del cigarrillo sus componentes se dirigen a los pulmones por la mucosa y estos al torrente sanguíneo, este directamente al  SNC en el cual puede traer consecuencias positivas o negativas, además en su camino el torrente sanguíneo pasa por una larga lista de órganos (dedos, boca, lengua, garganta, tráquea, laringe, faringe, pulmones) los cuales son infectados provocándose en estos lesiones que van de leves a grabes como cáncer. El alcohol actúa de una manera totalmente distinta en el organismo siendo este digerido por el estómago afectándolo y también al hígado y el sistema digestivo en general.
   Medicamente entonces ambos tienen componentes que dañan, aunque de distinta manera, nuestro organismo. No podríamos decir que uno es más peligroso que el otro, a pesar que si contáramos la cantidad de órganos que afectan veríamos que el cigarrillo afecta más cantidad de estos pero el cuerpo humano no es una cuenta matemática, por lo que el número de órganos afectados por cada uno no importa, sino el hecho de que ambos pueden llevar a una muerte. Puesto en otras palabras, si voy a elegir entre tirarme de un noveno piso sin ningún tipo de protección y nadar en un pantano con cocodrilos podría ponerme a analizar cuál de la dos opciones me da más seguridad, y quizás en el pantano justo no hay ningún cocodrilo y me salvo, pero igualmente si esto sucediera no sería gracias a nuestro poder de deducción sino a la suerte. Con el cigarrillo y el alcohol pasa igual, si me mata uno u otro es solo cuestión de suerte.
   Puesto en claro ya que ninguna de estas adicciones son más o menos peligrosas entre si quedan otros puntos por aclarar. Uno de estos es el hecho de cuál es el grado de control que estas adicciones le permiten al consumidor tener. El cigarrillo genera una adicción física y psicológica, física por sus componentes (nicotina mayormente) que una vez ingresados en el sistema son pedidos por el cerebro; y psicológica porque el entorno que fuma le intensifica la ansiedad de fumar, el humo de cigarrillo, otras personas fumando, son algunos ejemplos. Por estos motivos el cigarrillo se hace muy difícil de abandonar o mantener un control sobre la cantidad a fumar sino imposible. A pesar que muchos dicen fumar una cantidad determinada de cigarrillos esto es porque no tienen a su alcance inmediato más cigarrillos para seguir fumando. El alcohol, a pesar de lo que muchos piensan, también genera adicción física además de psicológica, el alcohol es utilizado normalmente como una anestesia para la censura interna, esto quiere decir que al deprimirse algunos centros cerebrales reducen las tensiones y las inhibiciones y la persona experimenta sensaciones expandidas de sociabilidad o euforia y por otro lado la psicológica que es provocada por los mismos motivos que el cigarrillo, la exposición de los medios constantemente, ver otra gente bebiendo y la disponibilidad de bajo ingreso que tiene su compra.
   Aunque parezcan ya harto suficientes todas estas explicaciones para decidir que el fumar y beber alcohol es malo esto no termina aquí, ahora es cuando entra el tema más complejo y subjetivo, presión del entorno para que dejen su adicción. El cigarrillo hace décadas era visto como algo bueno que ayudaba a liberar tenciones y a pensar más claramente, la variedad de estos era por demás extensa y no era de extrañar ver grandes reuniones donde se juntaban a fumar, quizás el alcohol era apenas tenido en cuenta. Esto genera una especie de “ritual” el cual implicaba fumar para ser integrado satisfactoriamente en la sociedad. Años más tarde esto se globaliza y se convierte en un negocio multimillonario que venden no solo un producto sino una imagen; el cigarrillo daba a las personas una imagen a mostrar. Sin embargo, hoy en día vemos una realidad totalmente distinta, los fumadores de aquellos días y todos sus discípulos producto de las grandes empresas, al parecer indestructibles, de la industria del tabaco son perseguidos y castigados constantemente por una cantidad de la población que va aumentando, ya sea con la advertencia en todos los cartones de cigarrillos “el fumar es perjudicial para la salud” o con las restricciones en lugares como edificios, restaurantes, etc.
   Bueno, esto es por el lado del cigarrillo, ahora veamos el alcohol, si vemos bien nos daremos cuenta de que todo ese “ritual” que antes generaba el fumar hoy es generado por el alcohol y toda esa inserción social depende de que uno también beba, a la par son ahora las grandes empresas de la industria del alcohol las que están en su período de enriquecimiento. Sin embargo parece que no aprendemos de nuestros errores, toda esta industria va en un aumento descontrolado y sin restricciones por parte del estado de ningún tipo salvo la norma “se bebe no conduzca”, por parte de la sociedad no es condenado bajo ningún aspecto, siempre existe una buena razón para beber, al igual que en un pasado con el cigarrillo se crean mitos como los que dicen que favorece a la circulación o que mejora el sexo, para explicarlo en términos bien simples y claros, si tomamos una copa de alcohol estamos perfectos, tenemos una mejor circulación y disponibilidad para el sexo, pero si tomamos una copa y media quedamos impotentes y morimos de cirrosis, sea la cantidad que sea es algo tildado de normal o inofensivo y quizás es alcohol no provoque los mismos daños que el cigarrillo a los fumadores pasivos, pero si provoca daños en la sociedad en general, ya sea con el 50% de accidentes automotrices o con delitos fomentados por la falsa sensación de control que el alcohol otorga.
   Bueno, aquí doy por terminada mi postura y llego a la conclusión de que ninguna es más peligrosa que la otra, solo es la sociedad que intenta hacernos ver a una por encima de la otra para que consumamos alguna de las dos o ambas.